Funcionamiento de un acuífero

Un acuífero funciona como si fuera un embalse. En ambos casos puede hablarse de una capacidad de embalse, de unas entradas de agua, de unas salidas, de una capacidad de regulación, de un plan de explotación, etc.

Los acuíferos tienen unas zonas de recarga, por las cuales reciben sus entradas o recarga de agua. Estas entradas de agua se deben a la infiltración de una parte de la lluvia o nieve y del agua que circula por ríos o ramblas, a la aportación subterránea desde otros acuíferos vecinos y a la infiltración de parte del agua de riego, acequias, usos urbanos, etc. que constituyen lo que llamamos retornos.

En el caso de los acuíferos, la capacidad de embalse depende de sus dimensiones, de su estructura y de las características de los terrenos que los constituyen. Esta capacidad de almacenamiento puede ser muy superior a la de cualquier obra humana.

Los acuíferos también tienen lógicamente, unas salidas. En condiciones de funcionamiento o régimen natural (es decir, antes de captar agua mediante bombeos) las salidas naturales de los acuíferos se producen por fuentes o manantiales. También, en otros casos, pueden descargarse subterráneamente de manera natural, por los cauces de los ríos, hacia otros acuíferos vecinos o hacia el mar si se trata de acuíferos costeros.

Dependiendo de si aportan o reciben agua de un acuífero, los ríos pueden ser influentes cuando aportan agua a un acuífero y efluentes si se alimentan del nivel freático y representa una zona de descarga de un acuífero.

Tipos de ríos: A) Efluente, B) Influente, C) Efluente en período de lluvia e influente en época de sequía

Existen distintos tipos de acuíferos: libres, confinados, colgados y fósiles.

Acuíferos libres o freáticos. Es toda formación geológica porosa y permeable en la que la superficie freática o nivel freático no queda limitada por arriba por ningún tramo impermeable que separa la zona saturada de la superficie del terreno. Este nivel fluctúa según las épocas del año y el régimen de lluvias. En este caso, si se hace un sondeo que se introduzca en el acuífero, el nivel del agua en el interior de la perforación coincide con la superficie freática, la cual indica que la presión en ésta coincide con la atmosférica.

Acuíferos confinados o cautivos. Son formaciones geológicas porosas y permeables en las que el acuífero está limitado superiormente por algún nivel impermeable que delimita obligadamente la geometría y posición de la superficie freática. El agua se encuentra entonces en dicha superficie a mayor presión que la atmosférica, dependiendo del desnivel entre cada lugar concreto y el punto más alto del acuífero (es decir, de la carga hidráulica), y por ello al efectuar una perforación en este tipo de acuíferos, el agua asciende hasta un nivel superior al del techo del acuífero.

El nivel del agua medido mediante un sondeo de observación o piezómetro, se llama nivel piezométrico, en el cual el agua se encuentra a la presión atmosférica por tener libre comunicación con el exterior. De esta forma, el nivel piezométrico de un acuífero es el lugar geométrico de sus puntos en los que la presión del agua coincide con la atmosférica. Por ello, al perforar un pozo, el agua asciende hasta alcanzar el nivel piezométrico, hablándose entonces de pozos artesianos, si no salen a la superficie se habla de pozos no surgentes y de pozos surgentes cuando el agua rebosa por encima de su boca por encontrarse el nivel piezométrico del acuífero por encima de la superficie terrestre.
Acuíferos colgados. Son los que se encuentran desconectados de la superficie freática a nivel regional. Suelen ser pequeños acuíferos cuya agua es retenida por “lentejones” de materiales impermeables o desconectados del acuífero principal por fallas. Se sitúan en zonas elevadas, y si son interrumpidos por un accidente natural en el terreno, se pueden originar surgencias y fuentes.

Acuífero fósil. Son acuíferos con recarga nula, acumulados en épocas geológicas pasadas y son un recurso no renovable.